Hoy
nos sorprendió con su vuelo, más aun cuando con su entusiasmo de
maestro militante, nos había ofrecido acompañarnos ayer en un encuentro
para conversar sobre los sueños y entre muchos de ellos, para conversar
sobre Otras Voces en Educación. Pero no solo porque no pudo llegar a ese
encuentro nos sorprende su partida, sino porque aun con la salud
alertando el estado de su cuerpo físico, su alma y su corazón hacían que
pies y manos llegaran a donde se había comprometido, como así lo hizo
el año pasado cuando con gripe y fiebre encima, nos regaló su presencia
en el Ier Congreso de Educación Comparada que realizamos en Maturín a
mediados del mes de marzo.
Así
era la militancia de Luis Bigott, a prueba de fuego, de su cuerpo y de
sus malestares físicos, pero también a prueba de los males que en el
ámbito académico colonial y político moderno, suelen adherirse
viralmente a la razón y la emoción como forma de aplacar la conciencia
crítica y los saberes y haceres por todo lo bueno y lo justo para todos y
para todas
El
tamaño de su firme compromiso con la pedagogía crítica, la educación
popular, la emancipación del pensamiento y la transformación de la
educación universitaria nuestramericana, lo demostró en su extensa
trayectoria docente y como investigador, siendo Profesor de la
Universidad Central de Venezuela y de la Universidad del Zulia, Director
de la Escuela de Educación de la Universidad de los Andes, profesor
invitado de Universidades extranjeras como la Complutense de Madrid, San
Marcos de Lima, la Universidad de Santo Domingo, la Autónoma de Bogotá y
la Universidad de Buenos Aires, trayectoria que culminó como
Vicerrector Académico de la Universidad Bolivariana de Venezuela,
espacios en los que siempre demostró congruente y abiertamente su
compromiso con la formación de hombres y mujeres que contribuyesen en la
transformación de la realidad nacional y latinoamericana.
Pero
el andar en las escuelas, en las universidades y entre los pupitres no
fue suficiente, por eso nos dejó diversas publicaciones entre las que
destacan “Temas de Historia de la educación Venezolana”, “Redes
Socio-Culturales (Investigación y Participación Comunitaria)”, “¿Qué es
un educador intercultural?”, “Investigación alternativa y educación
popular en América Latina”; y “Pedagogía de la Descolonización”, entre
otros textos que sin duda alguna han influenciado y seguirán
influenciando el campo de la educación, al regalarnos insistentemente en
ellos, ideas y planteamientos sobre una educación igualitaria,
inclusiva y promotora de un pensamiento y una praxis transformadora de
la realidad.
Pero
tampoco su labor como escritor le fue suficiente, por ello en su
trayectoria de vida fue un activo defensor y promotor de la cultura
latinoamericana y caribeña y en especial la de los pueblos originarios
del sur, teniendo como importantes logros haber sido el Fundador y
Primer Director de la Dirección Nacional de Artesanías del Consejo
Nacional de Cultura (CONAC), Presidente de la Fundación de
Etnomusicologia y Folklore, Asesor de la Comisión Ministerial de Cultura
de Haití y de los Ministerios de Educación y Cultura de Nicaragua, así
como Fundador del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño de la
República de Cuba.
Pero
tampoco eso le fue suficiente, el maestro Luis vio necesario dar el
salto de la academia a la política; y su interés por la integración
latinoamericana le llevó a desempeñar importantes cargos en la gestión
pública gubernamental como Diputado al Parlamento Andino, presidiendo
desde ese espacio la Comisión de Política Exterior, la Comisión de
Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología y la Comisión de Movimientos
Sociales del Parlamento Andino.
Pero
tampoco su andar en la política le fue suficiente, porque hoy tras su
partida inesperada, quizás sin saberlo, nos deja un inmenso compromiso
por la siembra y el riego de sus ideas sobre la educación como espacio
emancipador para transformar realidades y tejer redes con las cuales
echar andar sociedades más justas e igualitarias.
Por
eso, desde este lado, nunca serán suficientes las palabras de
agradecimiento y de honra para el maestro Bigott. Toca entonces, como
herederos y herederas de lo que en vida regó desde que lo parió un gran
caño del Río Orínoco, asumir la tarea dada, tarea amorosa que nos
deja como inigualable maestro revolucionario, investigador militante y
agitador de todo lo bueno para la patria grande.
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